sábado, 28 de marzo de 2009

Ella


Espero. Hace rato que espero. Es decir, yo sé que desde siempre espero un milagro. Ahora -qué ironía que sea justamente ahora- me doy cunta de la tremendez de la palabra, de la enormidad de la idea. Un milagro. O sea, algo que no debería ocurrir pero sin embargo ocurre. Un triunfo que debería ser derrota pero es triunfo. Un dolor que debería doler pero no duele. Una sonrisa que no debería suceder pero que sucede. Un miedo que debería instalarse como la marca de un hierro al rojo pero sin embargo pasa de largo. O no. Pero que es tan ligero que una termina por considerarlo un miedo. ¡Qué imbecil, qué espantosamente tarada que soy! Esperé durante tanto tiempo algo tan grande como un milagro que ahora que espero algo tan chiquito como una respuesta, no sé que hacer con mis manos.

-Todos los soles mienten

1 comentario:

  1. Estamos solos aquí, mirandonos entre nosotros y ya casi ni hablamos. Pero estamos. Tal vez no sea lo mejor que hicimos. Cuando nadie está, cuando nadie quiere jugarle una ficha al porvenir nosotros somos testarudos y estamos. Diran que por poco tiempo, tienen razón Diran que inutilmente, tambien tienen razón. Pero ESTAMOS

    ResponderEliminar